domingo, 30 de octubre de 2016

Portugal de lés a lés. Viajando en moto por la Nacional 2. Perparativos (II)

Para organizar el viaje, calculé las distancias de manera que no superase, cada etapa, los 250 kilómetros. O lo que es lo mismo, dividí los 738 del total del trayecto en tres partes para así no tener esa sensación de ir "contrarreloj" y poder llegar a la hora de comer a cada destino, además de garantizarme la gasolina tanto por si sucedía algún problema como por si me desorientaba (no llevo GPS) Así tendría la tarde libre para ducharme y visitar los sitios donde pasaría la noche.  Además en ciertos lugares es muy fácil equivocarse y entrar en una autopista o una vía rápida, lo que supone un kilometraje extra hasta la siguiente salida en la que retomar el trazado original. Como dije anteriormente, el objetivo no era recrearme en Viseu, Évora o Faro, sino que el planteamiento era completar la experiencia de recorrer la N2 con una pequeña exploración de aquellos lugares donde iba a hacer noche. Y si no podía, por lo que fuese, pues tampoco habría problema: tengo pensado volver a hacerla dentro de unos años, cuando sea más turística, para observar las diferencias. Que las ciudades no se van a mover de ahí, vamos.
Calcular las distancias y reflejarlas en un mapa de papel es una buena manera de adquirir una imagen más global del trayecto. 


Siempre hay que ponerse en lo peor, en un viaje así, para ser previsor. Un pinchazo, una avería, un accidente, un incidente, el mal tiempo... cualquier cosa implica un retraso en potencia. Y en el caso de cuestiones relativas a la moto, es fundamental estar cubierto: disponer de tiempo para reparar en la medida de lo posible o para poder acudir a un taller. Hay que tener en cuenta que es una carretera con muchos kilómetros interurbanos y en ciertos tramos, no hay un alma durante decenas de kilómetros.
La carretera. El viaje. Ese es el objetivo a cumplir. Poder decir "eh, la he recorrido en su totalidad por el trazado original" y documentarlo para poder alardear de ello :D Todo lo demás son aditamentos que embellecerán, más si cabe, un viaje tan emotivo y singular.

Para hacer noche, escojo hoteles que me garanticen cierto cobijo para la moto, y no tanto por la climatología sino por los amigos de lo ajeno o simplemente por aquellas personas que no tienen nada mejor que hacer en la vida que putear, que también los hay.
No es lo mismo aparcar un coche en la calle que una moto; principalmente es una cuestión de vulnerabilidad: las motos suelen tener a la vista muchos elementos de funcionamiento, a saber: cables, manguitos, interruptores, conexiones, etc. que son un goloso atractivo para quienes alimentan su existencia amargando a los demás. Una patada, un golpe o un empujón pueden tirar la moto al suelo, romper un intermitente, un retrovisor, la cúpula, doblar el manillar o la palanca de freno, etc. Por no hablar de quienes utilizan las motos estacionadas como barra de bar o cenicero. Todo ello puede dejar un mal recuerdo de mucho peso en el más bonito de los viajes, y a mí personalmente me gusta dormir despreocupado. En Booking siempre busco, en el equipamiento del hotel, si hay parking privado, esa es la principal premisa. Y en función de los resultados, filtro por precio. Creedme: 20€ más por noche no son nada si por la mañana te encuentras, por ejemplo, el asiento rajado. 
De cada hotel hablaré en su momento.

Definitivamente, no es necesario llevar un GPS último modelo o atiborrar la moto de gadgets: hoy en día hay red prácticamente en todos los lugares (a no ser que te vayas a recorrer el desierto del Gobi, aunque ahí de poco iba a servir también el Tomtom XD) No cuesta nada parar y echar un vistazo al móvil o al mapa en su caso. Y además siempre es divertido preguntar a los lugareños. Y si la situación se pone extrema, pues pegamos provisionalmente el móvil a la moto con cinta americana y listo. Desde mi punto de vista, es mejor gastar los 400€ del sistema de navegación en alojamiento, comer y beber ;)


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