lunes, 26 de diciembre de 2016

Jorge Quirós: todas las motos molan.

De un tiempo a esta parte, he podido comprobar que el mundo del motorista, a nivel de usuario, ha metido sexta y gas a fondo. Y en plena vorágine tecnológica, donde la moto, salvando diferencias está al alcance de casi todo el mundo -circulando cada vez más y más unidades- esta hermosa y épica concepción de la vida se está viendo superada en la forma, dejando al fondo de la misma caer en esa obsolescencia programada que ya afecta a otros ámbitos de la vida, a otras aficiones, a otras pasiones.

Porque ¿quién no se deja llevar por el deseo cuando ve las últimas novedades -casi inalcanzables para la mayoría- de los salones de la moto en los que los fabricantes exhiben sus buques insignia? Diseños vanguardistas que esconden en sus entrañas alardes tecnológicos más propios del cine de ciencia ficción, motos de ensueño casi irreales, que en muchos casos no pisarán una carretera.
Nos dirigimos al boom tecnológico-ecológico donde cada vez más, las normativas son el corsé que define la concepción de la máquina, y en función de esa normativa, se crea el producto. Un producto de consumo, un producto estándar que satisface una demanda; una demanda que a su vez obedece a una necesidad creada por la mercadotecnia. Cada vez más motos, cada vez mejores... y cada vez más caras. La moto se está convirtiendo en una moda, y se aleja cada vez más de ese espíritu que definía a la figura del motorista: indiferente a tendencias, a convenios sociales, a normas, a imágenes prefabricadas... aquellos locos que hicieron de aquellos tiempos salvajes una forma de entender la vida.Y miro a mi alrededor y de pronto veo pequeños flashes de aquellos tiempos pasados, donde la moto era el resultado de la combinación de la física, la química y la geometría; donde un hidrocarburo mezclado con aire gracias a un ingenio mecánico, que obedecía al movimiento de un músculo y un tendón, eran la respuesta inmediata a la sinapsis neuronal del cerebro reaccionando a una curva, a una frenada, a un instinto... no había centralitas, ni circuitos impresos, ni mapas electrónicos ni tomas USB.



Jorge posa junto a su Ducati Monster S4R de 998cc, cosecha del 2007














Entrar en casa de Jorge Quirós (Avilés, 37 años) es adentrarse en esa pequeña burbuja 
impregnada del olor a 2T, de los aplausos del público, del sonido del motor... del amor por aquellos tiempos salvajes en los que la moto te convertía en un ser muy por encima del resto, mucho más valiente y audaz.
Me recibieron ladrando sus dos perros, por eso Jorge no tiene timbre en casa: dos buenos guardianes para sus maquinas. "Hace resolín -me dice- tomamos un café ,te enseño la casa y vamos comer por ahí con las motos"








Entramos en el santuario y lo primero que me enseña es una preciosa Yamaha RD350 que está preparando para correr en la categoría 2T: un pequeño salto cualitativo en la trayectoria de Jorge "quería algo distinto a la Guzzi, para obtener sensaciones distintas, ir un poco mas rápido. Y he visto alguna corriendo y son un demonio, ideales por su poco peso y su mecánica sencilla y fiable que proporciona un comportamiento redondo" Dio la casualidad que esa tarde, Jorge también había quedado con Jaime y Rogelio, un amigo en común que, como yo, tiene una Yamaha TRX 850 que pasó por las manos de Jorge hace años. Ambos también son propietarios de sendas 'matapijos' que vuelven con fuerza a cubrir la nostalgia que nos invade ante la invasión tecnológica de nuestros tiempos. Rogelio es fino poniendo a punto los motores de estas pequeñas balas y viene a echar un vistazo a la de Jorge, que adolece de un pequeño problema que hace que la moto no corra como debe.


La Yamaha RD350 con la que dará el salto a las 2T



Mientras me cuenta cosas acerca de la RD observo la habitación, empapelada con carteles de carreras y competiciones así como numerosos recortes de prensa y fotografías que atestiguan la nutrida experiencia de 'Quiri' en los circuitos. También su primer casco sobre la nevera de las birras y en un pequeño armario entreabierto, se adivina uno de los sobrios monos de competición que conservan la estética oscura que le gusta mantener a Jorge y con el que yo le vi correr en La Bañeza en 2012. Un manual de mecánica Ducati en una repisa atestigua el carácter inquieto de Jorge, siempre aprendiendo, siempre reinventándose a sí mismo. Las casas de los motoristas siempre tienen un punto de decoración especial: una corona de ataque por aquí, revistas de motos por allá, un casco acullá... Me sirve un café y nada más prepararse una infusión, salimos a ver su garaje, en el que se encuentran el resto de las máquinas.



Muchas fotografías de diferentes pruebas y exhibiciones atestiguan la trayectoria de nuestro protagonista.



Su primer casco y el característico dorsal 88, marca de la casa.


El garaje de Jorge es una mezcla entre el ayer y el hoy. Un sinfín de motores Guzzi de diferentes modelos y cubicajes, todos plenamente operativos, presiden una de las paredes junto a varios chasis que descansan en el suelo. Justo al lado, su Ducati Monster S4R con motor Testatretta, cosecha del `07 acompañada por una preciosa e impoluta Guzzi V50 Monza.  En el centro, una CBR 600 de los 90. Y al fondo, la Guzzi V65 del `81 con la que compite en los diferentes circuitos del campeonato de clásicas, prácticamente en estado original. Su garaje es un ordenado y pulcro taller de trabajo donde no se pierde un instante en buscar la herramienta adecuada: cada segundo cuenta en la vida de Jorge. 



La Guzzi V65 de 1981 con la que participa en pruebas de resistencia.






Su lugar de trabajo, el mejor ejemplo de la constante inquietud de Jorge por tener las máquinas en un estado óptimo.



El garaje de Jorge resume perfectamente su filosofía: diferentes motos de diferentes épocas.


Tras hablarme un poco de cada moto, y tras anécdotas varias sobre amigos comunes, decidimos que es buena hora para ir a comer: vamos a La Luna, en Salinas , me dice. Arranca la Honda y ya estamos en camino. Llegamos justo a tiempo para pedir una mesa y durante la espera, comienzo la entrevista.

P- "¿De dónde te vino la pasión por las motos? Quiero decir: motoristas los hay que usan su moto como un mero vehículo, otros como un pasatiempo y después estáis quienes hacéis del motociclismo una forma de vida"

R- "Viene de mi etapa de adolescente: con 13 o 14 veía las motos gordas tipo  GS 500 o GSX 600F y alucinaba; las veía como algo especial, imposible, como tener un Ferrari. Después con 16 quise tener un Vespino pero no me dejaron, Con 20 me saqué el carnet y compré mi primera moto gorda. No viví tanto las motos de 50 c.c. que sería lo normal, siempre tiraba más para las motos gordas porque no era lo habitual, no es como ahora. Y tampoco me viene de casa: en mi familia nadie tuvo moto y no era algo que me marcase, no coleccionaba aquellas barajas de motos o álbumes de cromos. Me gustaban las motos, los coches... pero nada más allá de eso.

P- "¿Y Almudena? ¿Cómo lo lleva?"

R- "De puta madre, si no ¡no estaríamos juntos! -risas- Al final, todo lo que me gusta, lo llevo al extremo, pero en los últimos tiempos, son demasiadas horas metido con las motos y a veces me canso hasta yo, así que imagínate ella.  Antes yo estaba todo el día subido en una moto, de acá para allá. No viajaba, pero cogía la moto todos los días y no se me veía el pelo. Y ella me conoció así, no concibe otra cosa de mí, Y ahora se implica, va las carreras, toma tiempos, sufre los nervios de verme corriendo etc. Y no es una flipada de las motos como yo, que a veces soy un cansino. Pero sí: lo disfruta y lo vive. 

P- "¿Tu primera moto "gorda"? Ya sabes: que no fuese de 50 y que fuese tuya realmente"

R- "Un fierro. Primero me compré una de 80 c.c. pero me duró poco. Vi un anuncio de una GSX750 muy barata que al final era una ES del 86, un caldero que te cagas. Muy vieja y pesada y como había sacado el carnet muy recientemente, apenas la rodé por carreteras de los alrededores. pero me acostumbré a llevar una moto grande. Nunca fui un caliente, solamente buscaba la sensación de rodar en moto, no ir rápido. Por eso iba con cuidado. Es curioso: odio las Suzukis y tuve una como primera moto grande... ¡pero odio las Kawas aún más! Después de esa, compré una VFR750 del 91"

P- "Y ¿cuando surge la vena competitiva?"

R- " Digamos que fue una evolución natural. Compré la moto para que me pegara el aire en la cara, como todo el mundo y al final acabé así. Unos acaban recorriendo el mundo, otros en cambio la usan solamente para ir a trabajar... Con el paso del tiempo, yo empezaba a alucinar con la parte ciclo de la máquina, fue un descubrimiento. Nunca pensaba en ir rápido pero le cogí el gusto y al final acabé en los circuitos, años después de coger por primera vez una moto. Jaime, mi colega, había tenido una Monza de chavalete con la que sufrió un accidente y como era lo que conocía, cuando se enteró de que había carreras de clásicas, decidió pillar otra Guzzi. Como tenemos mucha relación, al año me la dejó probar en FK1. Antes íbamos con nuestras motos de calle, de aquella yo tenía la Monster, ya había estado en el Jarama, Cartagena etc. Y cuando probé aquella Guzzi, una moto auténtica ,totalmente de carreras, sin apenas asiento, con fibras, etc. me entró el veneno. Jaime siempre dice que  no se le olvida la cara con la que me bajé de aquella moto. Siempre  me habían gustado los motores italianos, bicilíndricos... era muy parecido, salvando diferencias, con  lo que yo llevaba en la calle. Imagínate: cuando todos paraban a comer en las tandas de circuito, yo aprovechaba y seguía dando vueltas solo, fue un momento mágico. Después vino todo lo demás: Jaime me la dejó de nuevo en la exhibición en Avilés y en más historias que vinieron a continuación. Así comenzó el rollo con las Guzzi."

P- "Aprovechamos entonces a continuar con la siguiente pregunta: ¿qué es lo que ha hecho que siga siendo la Guzzi tu moto favorita para correr?"

R- "Bueno, lo que te dije antes: siempre me enamoraron los motores mono o bicilíndricos y el 'carácter italiano' nada más sacarme el carnet, flipaba cada vez que veía una Ducati ya fuese por la calle, en la tele, en una revista o cuando me subía a una... Fue un flechazo. Las Guzzi son esencialmente lo mismo, motores italianos de dos cilindros que te dan esa sensación diferente entre el puño y la rueda trasera, pero la clave está en que ahora mismo, Guzzi es lo más fiable y barato para seguir corriendo; yo soy un currante y no me puedo permitir motos tipo BSA o motos de 12.000€ que se rompen cada dos por tres. Mi Guzzi lleva dos años corriendo y no te puedo decir el número exacto de horas que lleva funcionando pero es más que cualquier otra moto que esté ahora mismo corriendo pruebas de clásicas en España. Eso es lo bueno de las Guzzi: no son las mejores en nada pero cumplen con todo. Sí, también hay Ducati Pantahs, Morinis, etc. pero son mas caras y dan mucha guerra, las Guzzi en cambio no. Así que la realidad es que tanto me enamoraron y les debo tanto por tanta felicidad y satisfacciones, que no quiero traicionarlas y aunque tuviese pasta para una Pantah y pudiese ir algo mas rápido que con la Guzzi, realmente ésta ya me da todo lo que necesito. Y la perspectiva es continuar con ellas aunque no me cierro a probar otras cosas que al final ratifican mi manera de pensar porque las que corren más se rompen más y las que son más bonitas también son más caras... lo que quieras. Pero la Guzzi es un conjunto de cosas sencillas que nos permiten a los currantes poder seguir disfrutando de este rollo. Son irreemplazables: nada cumple tantas expectativas como una Guzzi. Por otra parte, antes no se veían apenas Guzzis de motor pequeño en las carreras, y ese rollo de ir con algo diferente, también suma, y la peña flipa que se pueda ir rápido con estos aparatos feos con cardan"

P- "De todas las motos que has tenido hasta ahora ¿Cuál podrías considerar tu mejor moto, de la que guardas un mejor recuerdo a todos los niveles?"

R- "En realidad no recuperaría ninguna, me quedaría con lo que tengo ahora, aunque sí guardo un gran recuerdo de aquella Monster 800. Pero considero que cada moto obedece a una etapa y que las cosas no son como las recuerdas sino como son realmente y estoy seguro que si me volviese a subir a aquella Monster, las sensaciones ya no serían, las mismas. Compraría todas y ninguna, quiero decir: ojalá tuviese pasta para conservarlas todas en el salón de casa, pero ya me aportaron en su momento, ya las disfruté, ya cumplieron...todas me gustaron pero nada sería igual"

P- "Frente a la revolución tecnológica tú, que has vivido las motos de los 90, ¿qué crees que pesaría más en una balanza: el carácter de aquellas motos o las prestaciones de los últimos modelos?"

R- "Estaría muy guay ser súper purista y decir 'aquello sí que era lo bueno' y tal, pero la realidad es que nos gustan porque era lo que vivimos de chavales y estábamos flipados, por eso es más el recuerdo de aquello lo que nos hace opinar así. Nosotros hablaremos del carácter de las motos de los 90, pero los más veteranos te dirán que eran una mierda comparadas con las de los 80 por ejemplo y así hacia atrás. Estamos condicionados por nuestras vivencias, realmente no somos objetivos. Seguro que cuando las motos eléctricas sean la norma, añoraremos los motores de gasolina .Guardamos cariño a las vivencias de las épocas que fueron buenas. No hay nada mejor ni peor. Podríamos decir que aquellas motos tenían un carácter más humano pero las actuales son más seguras, frenan por ti que es un flipe... Por ejemplo, ¿qué es mejor, una 916 que fue un icono del diseño o una Panigale que es lo último en tecnología y prestaciones? Cualquier opinión es subjetiva porque mejor moto, realmente es la Panigale. A mí, menos las custom y las Vespas que no me aportan nada, me gustan todas las motos, no tengo prejuicios al respecto. Y lo digo de verdad. No hay motos mejores o peores, son putas modas"

P- "Bueno, ahora para terminar toca la pregunta mamporrera: ¿Rossi o Márquez?"

R- "Rossi, ¡siempre! (risas) En realidad es como todo: Rossi ha vivido diferentes etapas y eso tiene un gran mérito, pero es un flipe ver pilotar a Márquez. ¿Quién fue mejor, Hailwood o Rossi, Márquez o Agostini? Son todos cojonudos, realmente me la trae al pairo."