lunes, 26 de diciembre de 2016

Jorge Quirós: todas las motos molan.

De un tiempo a esta parte, he podido comprobar que el mundo del motorista, a nivel de usuario, ha metido sexta y gas a fondo. Y en plena vorágine tecnológica, donde la moto, salvando diferencias está al alcance de casi todo el mundo -circulando cada vez más y más unidades- esta hermosa y épica concepción de la vida se está viendo superada en la forma, dejando al fondo de la misma caer en esa obsolescencia programada que ya afecta a otros ámbitos de la vida, a otras aficiones, a otras pasiones.

Porque ¿quién no se deja llevar por el deseo cuando ve las últimas novedades -casi inalcanzables para la mayoría- de los salones de la moto en los que los fabricantes exhiben sus buques insignia? Diseños vanguardistas que esconden en sus entrañas alardes tecnológicos más propios del cine de ciencia ficción, motos de ensueño casi irreales, que en muchos casos no pisarán una carretera.
Nos dirigimos al boom tecnológico-ecológico donde cada vez más, las normativas son el corsé que define la concepción de la máquina, y en función de esa normativa, se crea el producto. Un producto de consumo, un producto estándar que satisface una demanda; una demanda que a su vez obedece a una necesidad creada por la mercadotecnia. Cada vez más motos, cada vez mejores... y cada vez más caras. La moto se está convirtiendo en una moda, y se aleja cada vez más de ese espíritu que definía a la figura del motorista: indiferente a tendencias, a convenios sociales, a normas, a imágenes prefabricadas... aquellos locos que hicieron de aquellos tiempos salvajes una forma de entender la vida.Y miro a mi alrededor y de pronto veo pequeños flashes de aquellos tiempos pasados, donde la moto era el resultado de la combinación de la física, la química y la geometría; donde un hidrocarburo mezclado con aire gracias a un ingenio mecánico, que obedecía al movimiento de un músculo y un tendón, eran la respuesta inmediata a la sinapsis neuronal del cerebro reaccionando a una curva, a una frenada, a un instinto... no había centralitas, ni circuitos impresos, ni mapas electrónicos ni tomas USB.



Jorge posa junto a su Ducati Monster S4R de 998cc, cosecha del 2007














Entrar en casa de Jorge Quirós (Avilés, 37 años) es adentrarse en esa pequeña burbuja 
impregnada del olor a 2T, de los aplausos del público, del sonido del motor... del amor por aquellos tiempos salvajes en los que la moto te convertía en un ser muy por encima del resto, mucho más valiente y audaz.
Me recibieron ladrando sus dos perros, por eso Jorge no tiene timbre en casa: dos buenos guardianes para sus maquinas. "Hace resolín -me dice- tomamos un café ,te enseño la casa y vamos comer por ahí con las motos"








Entramos en el santuario y lo primero que me enseña es una preciosa Yamaha RD350 que está preparando para correr en la categoría 2T: un pequeño salto cualitativo en la trayectoria de Jorge "quería algo distinto a la Guzzi, para obtener sensaciones distintas, ir un poco mas rápido. Y he visto alguna corriendo y son un demonio, ideales por su poco peso y su mecánica sencilla y fiable que proporciona un comportamiento redondo" Dio la casualidad que esa tarde, Jorge también había quedado con Jaime y Rogelio, un amigo en común que, como yo, tiene una Yamaha TRX 850 que pasó por las manos de Jorge hace años. Ambos también son propietarios de sendas 'matapijos' que vuelven con fuerza a cubrir la nostalgia que nos invade ante la invasión tecnológica de nuestros tiempos. Rogelio es fino poniendo a punto los motores de estas pequeñas balas y viene a echar un vistazo a la de Jorge, que adolece de un pequeño problema que hace que la moto no corra como debe.


La Yamaha RD350 con la que dará el salto a las 2T



Mientras me cuenta cosas acerca de la RD observo la habitación, empapelada con carteles de carreras y competiciones así como numerosos recortes de prensa y fotografías que atestiguan la nutrida experiencia de 'Quiri' en los circuitos. También su primer casco sobre la nevera de las birras y en un pequeño armario entreabierto, se adivina uno de los sobrios monos de competición que conservan la estética oscura que le gusta mantener a Jorge y con el que yo le vi correr en La Bañeza en 2012. Un manual de mecánica Ducati en una repisa atestigua el carácter inquieto de Jorge, siempre aprendiendo, siempre reinventándose a sí mismo. Las casas de los motoristas siempre tienen un punto de decoración especial: una corona de ataque por aquí, revistas de motos por allá, un casco acullá... Me sirve un café y nada más prepararse una infusión, salimos a ver su garaje, en el que se encuentran el resto de las máquinas.



Muchas fotografías de diferentes pruebas y exhibiciones atestiguan la trayectoria de nuestro protagonista.



Su primer casco y el característico dorsal 88, marca de la casa.


El garaje de Jorge es una mezcla entre el ayer y el hoy. Un sinfín de motores Guzzi de diferentes modelos y cubicajes, todos plenamente operativos, presiden una de las paredes junto a varios chasis que descansan en el suelo. Justo al lado, su Ducati Monster S4R con motor Testatretta, cosecha del `07 acompañada por una preciosa e impoluta Guzzi V50 Monza.  En el centro, una CBR 600 de los 90. Y al fondo, la Guzzi V65 del `81 con la que compite en los diferentes circuitos del campeonato de clásicas, prácticamente en estado original. Su garaje es un ordenado y pulcro taller de trabajo donde no se pierde un instante en buscar la herramienta adecuada: cada segundo cuenta en la vida de Jorge. 



La Guzzi V65 de 1981 con la que participa en pruebas de resistencia.






Su lugar de trabajo, el mejor ejemplo de la constante inquietud de Jorge por tener las máquinas en un estado óptimo.



El garaje de Jorge resume perfectamente su filosofía: diferentes motos de diferentes épocas.


Tras hablarme un poco de cada moto, y tras anécdotas varias sobre amigos comunes, decidimos que es buena hora para ir a comer: vamos a La Luna, en Salinas , me dice. Arranca la Honda y ya estamos en camino. Llegamos justo a tiempo para pedir una mesa y durante la espera, comienzo la entrevista.

P- "¿De dónde te vino la pasión por las motos? Quiero decir: motoristas los hay que usan su moto como un mero vehículo, otros como un pasatiempo y después estáis quienes hacéis del motociclismo una forma de vida"

R- "Viene de mi etapa de adolescente: con 13 o 14 veía las motos gordas tipo  GS 500 o GSX 600F y alucinaba; las veía como algo especial, imposible, como tener un Ferrari. Después con 16 quise tener un Vespino pero no me dejaron, Con 20 me saqué el carnet y compré mi primera moto gorda. No viví tanto las motos de 50 c.c. que sería lo normal, siempre tiraba más para las motos gordas porque no era lo habitual, no es como ahora. Y tampoco me viene de casa: en mi familia nadie tuvo moto y no era algo que me marcase, no coleccionaba aquellas barajas de motos o álbumes de cromos. Me gustaban las motos, los coches... pero nada más allá de eso.

P- "¿Y Almudena? ¿Cómo lo lleva?"

R- "De puta madre, si no ¡no estaríamos juntos! -risas- Al final, todo lo que me gusta, lo llevo al extremo, pero en los últimos tiempos, son demasiadas horas metido con las motos y a veces me canso hasta yo, así que imagínate ella.  Antes yo estaba todo el día subido en una moto, de acá para allá. No viajaba, pero cogía la moto todos los días y no se me veía el pelo. Y ella me conoció así, no concibe otra cosa de mí, Y ahora se implica, va las carreras, toma tiempos, sufre los nervios de verme corriendo etc. Y no es una flipada de las motos como yo, que a veces soy un cansino. Pero sí: lo disfruta y lo vive. 

P- "¿Tu primera moto "gorda"? Ya sabes: que no fuese de 50 y que fuese tuya realmente"

R- "Un fierro. Primero me compré una de 80 c.c. pero me duró poco. Vi un anuncio de una GSX750 muy barata que al final era una ES del 86, un caldero que te cagas. Muy vieja y pesada y como había sacado el carnet muy recientemente, apenas la rodé por carreteras de los alrededores. pero me acostumbré a llevar una moto grande. Nunca fui un caliente, solamente buscaba la sensación de rodar en moto, no ir rápido. Por eso iba con cuidado. Es curioso: odio las Suzukis y tuve una como primera moto grande... ¡pero odio las Kawas aún más! Después de esa, compré una VFR750 del 91"

P- "Y ¿cuando surge la vena competitiva?"

R- " Digamos que fue una evolución natural. Compré la moto para que me pegara el aire en la cara, como todo el mundo y al final acabé así. Unos acaban recorriendo el mundo, otros en cambio la usan solamente para ir a trabajar... Con el paso del tiempo, yo empezaba a alucinar con la parte ciclo de la máquina, fue un descubrimiento. Nunca pensaba en ir rápido pero le cogí el gusto y al final acabé en los circuitos, años después de coger por primera vez una moto. Jaime, mi colega, había tenido una Monza de chavalete con la que sufrió un accidente y como era lo que conocía, cuando se enteró de que había carreras de clásicas, decidió pillar otra Guzzi. Como tenemos mucha relación, al año me la dejó probar en FK1. Antes íbamos con nuestras motos de calle, de aquella yo tenía la Monster, ya había estado en el Jarama, Cartagena etc. Y cuando probé aquella Guzzi, una moto auténtica ,totalmente de carreras, sin apenas asiento, con fibras, etc. me entró el veneno. Jaime siempre dice que  no se le olvida la cara con la que me bajé de aquella moto. Siempre  me habían gustado los motores italianos, bicilíndricos... era muy parecido, salvando diferencias, con  lo que yo llevaba en la calle. Imagínate: cuando todos paraban a comer en las tandas de circuito, yo aprovechaba y seguía dando vueltas solo, fue un momento mágico. Después vino todo lo demás: Jaime me la dejó de nuevo en la exhibición en Avilés y en más historias que vinieron a continuación. Así comenzó el rollo con las Guzzi."

P- "Aprovechamos entonces a continuar con la siguiente pregunta: ¿qué es lo que ha hecho que siga siendo la Guzzi tu moto favorita para correr?"

R- "Bueno, lo que te dije antes: siempre me enamoraron los motores mono o bicilíndricos y el 'carácter italiano' nada más sacarme el carnet, flipaba cada vez que veía una Ducati ya fuese por la calle, en la tele, en una revista o cuando me subía a una... Fue un flechazo. Las Guzzi son esencialmente lo mismo, motores italianos de dos cilindros que te dan esa sensación diferente entre el puño y la rueda trasera, pero la clave está en que ahora mismo, Guzzi es lo más fiable y barato para seguir corriendo; yo soy un currante y no me puedo permitir motos tipo BSA o motos de 12.000€ que se rompen cada dos por tres. Mi Guzzi lleva dos años corriendo y no te puedo decir el número exacto de horas que lleva funcionando pero es más que cualquier otra moto que esté ahora mismo corriendo pruebas de clásicas en España. Eso es lo bueno de las Guzzi: no son las mejores en nada pero cumplen con todo. Sí, también hay Ducati Pantahs, Morinis, etc. pero son mas caras y dan mucha guerra, las Guzzi en cambio no. Así que la realidad es que tanto me enamoraron y les debo tanto por tanta felicidad y satisfacciones, que no quiero traicionarlas y aunque tuviese pasta para una Pantah y pudiese ir algo mas rápido que con la Guzzi, realmente ésta ya me da todo lo que necesito. Y la perspectiva es continuar con ellas aunque no me cierro a probar otras cosas que al final ratifican mi manera de pensar porque las que corren más se rompen más y las que son más bonitas también son más caras... lo que quieras. Pero la Guzzi es un conjunto de cosas sencillas que nos permiten a los currantes poder seguir disfrutando de este rollo. Son irreemplazables: nada cumple tantas expectativas como una Guzzi. Por otra parte, antes no se veían apenas Guzzis de motor pequeño en las carreras, y ese rollo de ir con algo diferente, también suma, y la peña flipa que se pueda ir rápido con estos aparatos feos con cardan"

P- "De todas las motos que has tenido hasta ahora ¿Cuál podrías considerar tu mejor moto, de la que guardas un mejor recuerdo a todos los niveles?"

R- "En realidad no recuperaría ninguna, me quedaría con lo que tengo ahora, aunque sí guardo un gran recuerdo de aquella Monster 800. Pero considero que cada moto obedece a una etapa y que las cosas no son como las recuerdas sino como son realmente y estoy seguro que si me volviese a subir a aquella Monster, las sensaciones ya no serían, las mismas. Compraría todas y ninguna, quiero decir: ojalá tuviese pasta para conservarlas todas en el salón de casa, pero ya me aportaron en su momento, ya las disfruté, ya cumplieron...todas me gustaron pero nada sería igual"

P- "Frente a la revolución tecnológica tú, que has vivido las motos de los 90, ¿qué crees que pesaría más en una balanza: el carácter de aquellas motos o las prestaciones de los últimos modelos?"

R- "Estaría muy guay ser súper purista y decir 'aquello sí que era lo bueno' y tal, pero la realidad es que nos gustan porque era lo que vivimos de chavales y estábamos flipados, por eso es más el recuerdo de aquello lo que nos hace opinar así. Nosotros hablaremos del carácter de las motos de los 90, pero los más veteranos te dirán que eran una mierda comparadas con las de los 80 por ejemplo y así hacia atrás. Estamos condicionados por nuestras vivencias, realmente no somos objetivos. Seguro que cuando las motos eléctricas sean la norma, añoraremos los motores de gasolina .Guardamos cariño a las vivencias de las épocas que fueron buenas. No hay nada mejor ni peor. Podríamos decir que aquellas motos tenían un carácter más humano pero las actuales son más seguras, frenan por ti que es un flipe... Por ejemplo, ¿qué es mejor, una 916 que fue un icono del diseño o una Panigale que es lo último en tecnología y prestaciones? Cualquier opinión es subjetiva porque mejor moto, realmente es la Panigale. A mí, menos las custom y las Vespas que no me aportan nada, me gustan todas las motos, no tengo prejuicios al respecto. Y lo digo de verdad. No hay motos mejores o peores, son putas modas"

P- "Bueno, ahora para terminar toca la pregunta mamporrera: ¿Rossi o Márquez?"

R- "Rossi, ¡siempre! (risas) En realidad es como todo: Rossi ha vivido diferentes etapas y eso tiene un gran mérito, pero es un flipe ver pilotar a Márquez. ¿Quién fue mejor, Hailwood o Rossi, Márquez o Agostini? Son todos cojonudos, realmente me la trae al pairo."

domingo, 30 de octubre de 2016

Portugal de lés a lés. Viajando en moto por la Nacional 2. Iniciando el camino.

Puse el despertador temprano para ducharme tranquilamente y bajar a desayunar. El São Neutel es un hotel modesto, destinado básicamente al turismo de jubilados que visitan Chaves en busca de artesanía y productos típicos. Es de imaginar que esa sería mi compañía durante el desayuno: matrimonios de entre 60 y 75 años, familias tradicionales que no dejaban de observar a este motorista tatuado sentado en la mesa del rincón desayunando con un mapa.

Mi obsesión era poder hacer la foto de la partida en la rotonda del 'kilómetro 0' que curiosamente no define el comienzo exacto de la carretera pues está situado frente a la Rua Cândido Sotto Mayor y es un tramo perteneciente a la N103. Hay que continuar unos metros hacia el suroeste, hacia la siguiente rotonda, para encontrar la carretera que ya no abandonaremos hasta Faro, 738 kilómetros después.



Como dije, era mi obsesión. así que desayuné rápidamente y a las 9:56 hora portuguesa del 9 de Octubre de 2016, hice la foto en el lugar anhelado. Deseando que la policía local no me pusiese trabas al respecto, subí la moto a la rotonda adoquinada, coloqué la cámara en una de las señales de la misma con un trípode' gorilla', puse el temporizador e inmortalicé aquel momento tan especial.
Era una mañana fría y el día se había levantado con algo de niebla pero el sol ya se dejaba entrever y auguraba un magnífico día de moto, confirmando las predicciones que llevaba semanas verificando de forma casi obsesiva: nada me iba a estropear esta experiencia.


Kilómetro 0 de la Estrada Nacional 2. Esa raya azul es algún tipo de distorsión generada por los rayos de sol .

Y poco más. Me detuve en el Leclerc de la siguiente rotonda a subir la foto a Instagram y me dispuse a salir de Chaves por el valle del Támega dirección sur, en pos de los primeros nombres que había memorizado: Vidago ,Vila Pouca de Aguiar y Vila Real

Mágico es el momento en el que entregas tu sentido de la orientación y por tanto de tu seguridad, a esos maravillosos puntos kilométricos blancos que van pasando a nuestra derecha, uno tras otro, en una secuencia regular y firme. Los primeros están cuidados y son bien visibles, sin maleza cerca ni afectados por manchas de humedad. No voy a hablar del estado de la carretera porque la N2 cambia muchísimo de un kilómetro a otro, sobre todo en función de si atraviesa zonas pobladas o páramos deshabitados. No hay nada a destacar de este tramo más allá de lo que a uno le sugiera en su fuero interno, simplemente yendo tranquilo y disfrutando del entorno podrán ir surgiendo esos pequeños momentos especiales como por ejemplo una casa en Carrica, que queda en la vertiente izquierda de la carretera, a la altura del kilómetro 40 y pico, un poco más allá de la autopista A24 que pasa muy por encima de nuestras cabezas, casi en las nubes. En su fachada podremos ver uno de aquellos antiguos azulejos que anunciaban Nitrato de Chile, un producto muy popular en el Portugal de los años 30 y 40.



La A24 cruzará sobre nuestras cabezas



El anuncio de Nitrato de Chile en Carrica. La casa queda a la izquierda, pero hice un cambio de sentido para poder hacer la foto junto a 'Jolene'





Continuamos el camino hacia Vilarinho da Samardã y ya empezamos a notar que el paisaje cambia y lo que antes eran rectas largas se convierten en curvas incesantes y sinuosas hasta llegar a Vila Real. En previsión de regresar de nuevo en otra ocasión y recorrer una vez más la N2, no hice fotos de las grandes poblaciones, además de porque cualquier tipo de información es perfectamente localizable en las redes y mi viaje no era tanto por visitarlas sino, más bien, atravesarlas como un mero espectador en un gigantesco escenario. De Vila Real solamente he de decir que en el pasado fue un circuito urbano y tal y como reseñó Cuco Manzano en una entrevista que le hice en Abril: "un año estuve en Vila Real, en Portugal. Era un circuito urbano donde se llegaron a correr pruebas del Mundial de Super Bikes y el Fórmula TT, campeonato para el que también contaban como pruebas la Isla de Man e Irlanda. En Vila Real corrieron Fogarty creo, y Joey Dunlop y tal, así que imagínate, ahí al lao y nadie lo sabe" Ahí es nada. Seguro que ahora sentiréis algo especial cuando comprendáis que quizás, en esa curva en la que estáis, estuvieron semejantes leyendas del motociclismo.

En lo que atañe a la N2, es fácil equivocar la salida en Vila Real, pues esta localidad ha sufrido bastantes cambios desde que se hizo la carretera. Recomiendo seguir rumbo sur ,siempre de frente y parar a echar un vistazo al móvil antes de salir de la ciudad rumbo Santa Marta de Penaguião y Peso da Régua.

Antes de llegar a la primera, atravesaremos una localidad llamada Cumieira o Cumeeira. A la salida de la misma y si miramos a la derecha, podremos ver el imponente valle del río Sordo y sus terrazas construidas para los viñedos de los vinos de la tierra: Trás-os-Montes y Douro. También podremos apreciar los primeros sistemas de contención de esta carretera, que no eran otros que meros bloques de piedra compactada. Aquí también podremos observar algunos puntos kilométricos con la base pintada en rojo, que diferenciaban las carreteras de primera categoría y que es típico de esta zona.




Peso da Régua no tiene mucha complicación, siempre de frente en las rotondas y tratando de evitar todos los accesos a las autopistas. Hay que tener en cuenta que tendremos que cruzar el río que sirve como divisoria de los distritos de Vila Real y Viseu, así que nuestro objetivo es el puente que lo cruza. Después otra rotonda, un puente más pequeño y a la izquierda retomamos la N2 dirección Lamego y, más allá, Viseu.

Portugal de lés a lés. Viajando en moto por la Nacional 2. Llegada a Chaves.

El 8 de Octubre llegué a Chaves. Después de almorzar en Verín con Rubén (un gallego muy majo que tiene una K75 Metropolitan) hice el 'check-in' en el Hotel São Neutel, un hotelito muy barato que tenía una gran virtud: un aparcamiento privado en la parte trasera, a modo de subterráneo, protegido de cualquier vista exterior. Mucho mejor de lo que creía. El hotel tenía bastantes deficiencias que un turista normal no dejaría de reseñar en las opiniones de Booking. Para mí era perfecto: cama, ducha caliente y wifi. Y cerca de la salida de la localidad.
Después de instalarme y ducharme, decidí recorrer la ciudad a pie. Los puntos de interés no estaban lejos y además es una ciudad que invita a ello. Visité el puente romano, el castillo y callejeé por sus 'ruas' No voy a extenderme en describir Chaves, ya tenéis mucha información en la red y además, qué coño: merece la pena una visita, así que ya sabéis: hay que viajar al norte de Portugal y hacer una parada en esta pequeña ciudad lusa, tan afín al norte de España.

Una pareja pasea plácidamente por los jardines del castillo.

Desde el castillo de Chaves, mirando al sur, se puede observar el Valle del Támega y el curso natural por el que discurre el comienzo de la N2

La torre del castillo desde una de las calles de la ciudad.


Puente de Trajano sobre el río Támega desde el nordeste.
Puente de Trajano desde el suroeste.

Otros, quizás hubiesen salido de su casa, quizás habrían llegado a Chaves y se hubiesen hecho la foto de rigor en la rotonda del km. 0 para después continuar el viaje por la N2. Pero yo no. Aunque estaba en Chaves, el viaje aún no había comenzado, aún no había pisado el asfalto que me llevaría hasta Faro. Llamadme lo que queráis, pero al igual que uno no es un motorista -por mucho carnet que tenga- hasta que no se ha subido a una moto y ha rodado por primera vez con ella, el viaje propiamente dicho tenía que comenzar desde el kilómetro 0 y con el amanecer de un nuevo día. Al pan, pan, así que ni siquiera busqué la famosa rotonda. Eso lo dejé para el día siguiente.


Había contactado por privado, vía Facebook, con el Clube Motard de Chaves. Les escribí informándoles del viaje que iba a realizar y que haría noche en la ciudad. Me respondieron que estarían encantados de recibirme y que me pasase a partir de las 21:30 por su sede para 'tomar um copo' Así que busqué un sitio para cenar y posteriormente acercarme hasta allí.
La recomendación gastronómica en Chaves es la famosa Adega Faustino, un enorme almacén de vinos en la que se pueden degustar los 'petiscos' o raciones típicas de la zona, pero casualmente era festivo y por tanto estaba cerrada. Así que decidí arriesgarme en el local aledaño, otro restaurante parecido aunque no tan conocido: Flávia Pensão Hotelaria El sitio mola, mantiene ese aire sencillo y acogedor de taberna donde aún colocan los embutidos en el plato sin guantes de cirujano y el vino te lo sirven en gastadas jarras de cristal. Había muchos turistas españoles, muchas familias y cuando terminé, había gente esperando por una mesa. La comida, tipo 'petisqueira' era abundante y muy sabrosa; algunas especialidades ya las conocía (ensalada de 'feijão', la vinagreta o el jamón con piña) La anécdota tuvo lugar cuando fui a pagar: la dueña me preguntó que cuánto consideraba que valía lo que había cenado: por lo visto lo hacen con todos los primeros clientes.  Así que le dije una cifra aproximada (no os la diré XD) y llegamos a un acuerdo satisfactorio para ambos sin necesidad de regatear.





Un apunte: si decidís ir a comer, aunque ambos restaurantes se encuentran en una calle peatonal sin salida, podéis dejar la moto estacionada sin problema, nadie os va a multar.


Después de cenar me dirigí a la sede del Clube Motard de Chaves. Entré en el recinto, aparqué la moto y lo primero que vi fue una enorme paellera a medio terminar. Era una especie de reunión del club, había un montón de gente apurando las consumiciones en improvisadas mesas sobre caballetes. Un ambiente muy acogedor, muy motard. Gisela, con quien había hablado por privado, me reconoció y me invitó a pasar. Incluso me invitó a cenar pues sobraba muchísima paella, lástima que yo había cenado ya. Después, mucha conversación con todo el mundo cerveza va, cerveza viene. Su marido, Filipe, me invitó a sentarme a su lado y con Luis, otro miembro del club, estuvimos hablando de la N2 largo y tendido. Me contó que ellos la habían hecho no hacía mucho, en dos etapas: Chaves-Góis y Góis-Faro. Me estuvo explicando los pormenores de la primera parte -la más complicada- y me dio instrucciones para contactar con la filial que el club tiene en Peso da Régua, por si tenía algún problema. 

Además del excelente trato y unos estupendos amigos, me llevé de recuerdo este obsequio del Club que me hizo Filipe. Obrigado!


También conocí allí a dos motoristas ingleses con los que estuve hablando cerca de una hora. Conocían Asturias, pero sobre todo porque les quedaba cerca de Potes, donde les encanta comer. Una gente estupenda Mikey Lewis y Peter, un gran saludo desde Avilés. Nice to meet you!


Y poco más que añadir. regresé al hotel con la sensación de que no podía empezar mejor mi periplo por el país luso. Despertador y a dormir, que al día siguiente comenzaba el viaje de verdad ;)

Portugal de lés a lés. Viajando en moto por la Nacional 2. Perparativos (II)

Para organizar el viaje, calculé las distancias de manera que no superase, cada etapa, los 250 kilómetros. O lo que es lo mismo, dividí los 738 del total del trayecto en tres partes para así no tener esa sensación de ir "contrarreloj" y poder llegar a la hora de comer a cada destino, además de garantizarme la gasolina tanto por si sucedía algún problema como por si me desorientaba (no llevo GPS) Así tendría la tarde libre para ducharme y visitar los sitios donde pasaría la noche.  Además en ciertos lugares es muy fácil equivocarse y entrar en una autopista o una vía rápida, lo que supone un kilometraje extra hasta la siguiente salida en la que retomar el trazado original. Como dije anteriormente, el objetivo no era recrearme en Viseu, Évora o Faro, sino que el planteamiento era completar la experiencia de recorrer la N2 con una pequeña exploración de aquellos lugares donde iba a hacer noche. Y si no podía, por lo que fuese, pues tampoco habría problema: tengo pensado volver a hacerla dentro de unos años, cuando sea más turística, para observar las diferencias. Que las ciudades no se van a mover de ahí, vamos.
Calcular las distancias y reflejarlas en un mapa de papel es una buena manera de adquirir una imagen más global del trayecto. 


Siempre hay que ponerse en lo peor, en un viaje así, para ser previsor. Un pinchazo, una avería, un accidente, un incidente, el mal tiempo... cualquier cosa implica un retraso en potencia. Y en el caso de cuestiones relativas a la moto, es fundamental estar cubierto: disponer de tiempo para reparar en la medida de lo posible o para poder acudir a un taller. Hay que tener en cuenta que es una carretera con muchos kilómetros interurbanos y en ciertos tramos, no hay un alma durante decenas de kilómetros.
La carretera. El viaje. Ese es el objetivo a cumplir. Poder decir "eh, la he recorrido en su totalidad por el trazado original" y documentarlo para poder alardear de ello :D Todo lo demás son aditamentos que embellecerán, más si cabe, un viaje tan emotivo y singular.

Para hacer noche, escojo hoteles que me garanticen cierto cobijo para la moto, y no tanto por la climatología sino por los amigos de lo ajeno o simplemente por aquellas personas que no tienen nada mejor que hacer en la vida que putear, que también los hay.
No es lo mismo aparcar un coche en la calle que una moto; principalmente es una cuestión de vulnerabilidad: las motos suelen tener a la vista muchos elementos de funcionamiento, a saber: cables, manguitos, interruptores, conexiones, etc. que son un goloso atractivo para quienes alimentan su existencia amargando a los demás. Una patada, un golpe o un empujón pueden tirar la moto al suelo, romper un intermitente, un retrovisor, la cúpula, doblar el manillar o la palanca de freno, etc. Por no hablar de quienes utilizan las motos estacionadas como barra de bar o cenicero. Todo ello puede dejar un mal recuerdo de mucho peso en el más bonito de los viajes, y a mí personalmente me gusta dormir despreocupado. En Booking siempre busco, en el equipamiento del hotel, si hay parking privado, esa es la principal premisa. Y en función de los resultados, filtro por precio. Creedme: 20€ más por noche no son nada si por la mañana te encuentras, por ejemplo, el asiento rajado. 
De cada hotel hablaré en su momento.

Definitivamente, no es necesario llevar un GPS último modelo o atiborrar la moto de gadgets: hoy en día hay red prácticamente en todos los lugares (a no ser que te vayas a recorrer el desierto del Gobi, aunque ahí de poco iba a servir también el Tomtom XD) No cuesta nada parar y echar un vistazo al móvil o al mapa en su caso. Y además siempre es divertido preguntar a los lugareños. Y si la situación se pone extrema, pues pegamos provisionalmente el móvil a la moto con cinta americana y listo. Desde mi punto de vista, es mejor gastar los 400€ del sistema de navegación en alojamiento, comer y beber ;)


sábado, 29 de octubre de 2016

Portugal de lés a lés. Viajando en moto por la Nacional 2. Preparativos.

Siempre me he considerado un admirador de Portugal. Y aunque se pueda pensar lo contrario, no es por el hecho de que mi familia provenga de allí aunque, evidentemente, ello ha tenido mucho que ver.

Mis recuerdos de este país comienzan ya desde muy pequeño, disfrutando las vacaciones en una pequeña aldea de la 'freguesia' de Mértola llamada Corte do Pinto, distrito de Beja. Prácticamente la totalidad de mi familia proviene de allí y por eso tengo un vínculo tan fuerte con el país vecino y en particular con el Baixo Alentejo, aunque ya he estado también en la costa norte (Viana do Castelo y Oporto) Lisboa y el Algarve. Puedo decir que en Portugal me siento como en casa: gente muy hospitalaria, la mejor gastronomía de Europa, hermosas puestas de sol y cerveza a menos de 1€ :D

Disfrutando de una Sagres y el atardecer de Évora

Hay dos tipos de viajes: aquellos cuyo propósito es llegar a un destino y los que tienen como destino el viaje en sí mismo. Viajar por la N2 ha de concebirse como un viaje del segundo tipo: ni Faro es el destino, ni Chaves el comienzo. Es un todo, una concepción global y homogénea que no se puede desglosar ni seccionar, porque cada pequeña parte de ese todo se puede encajar con cualquier otra. Un cubo de Rubik´s lo sigue siendo tanto si todas sus caras han sido completadas en sus colores como si no. No hay comienzo, no hay final. Así son los desafíos.

Pero sí hay un estímulo que, después, deviene en propósito. Y ese estímulo me sobrevino un buen día que estaba leyendo la página de Facebook del 'Diário do Alentejo' y me topé con un pequeño artículo acerca de una carretera portuguesa que atravesaba el país de norte a sur, y que en cuanto a categoría, estaba siendo comparada -salvando ciertas diferencias- a otras famosas carreteras del mundo, como la 'Route 66' norteamericana o la Ruta 40 en Argentina.

Realmente, lo que me atrajo del artículo no fue tanto la carretera en cuestión sino la visión de esos puntos kilométricos de cemento blanco, tan típicamente portugueses que residen en mi memoria desde niño. En ese instante surgió la necesidad de verlos nuevamente, pero como un rastro de miguitas de pan que me llevarían a cruzar el país por su columna vertebral de norte a sur. Esos bloques de cemento y su circunstancia, se habían convertido en el verdadero destino de este viaje.

Y así fueron pasando los días desde febrero, buscando información en diferentes blogs, páginas, foros y perfiles sociales de amigos, adquiriendo mapas plegables y escudriñando la ruta por Google Maps. Hasta que un buen día, en la misma página de Diário do Alentejo, apareció una publicación que supuso un antes y un después en los preparativos.

La revista portuguesa Auto Hoje ,dedicada al mundo del automóvil, publicó un extra, un 'roteiro' exclusivamente dedicado a la N2. Un trabajo arduo de documentación y también de campo llevado a cabo durante varios meses por D. António Mendes Nunes, un viajero y periodista portugués con una dilatada experiencia en deporte de motor, rutas y viajes alrededor del mundo. En el prefacio de la revista, nos hacen un resumen de su trayectoria y también señalan que hacer un trabajo dedicado a esta carretera, era un sueño antiguo de este periodista. Es curioso que alguien con su experiencia, valore tanto la N2. Este hecho me pareció otro motivo más para realizar el viaje. Y el azar quiso, además, que una amiga mía se encontrase ese fin de semana en Portugal. Llamarla y conseguir la publicación fue cosa de cinco minutos (Gracias, Puri ;) )
El 'roteiro' después de una semana metido en la bolsa sobredepósito.

El libro supuso una auténtica ayuda para los preparativos y durante el recorrido. Mucho mejor que cualquier otro medio (Maps, blogs, foros...) Porque cuenta al detalle todos los puntos de interés así como la mejor manera de resolver los conflictivos, siempre intentando mantener el trazado original (que muchas veces se diluye entre la nomenclatura urbana ) esquivo en muchos cruces y rotondas, y que se ha visto alterado una y otra vez debido a las nuevas infraestructuras, en las que el gobierno portugués se ha volcado al 100%.

Está narrado desde un punto de vista de conductor de coche, aunque no ha escatimado palabras en describir el estado del firme durante casi la totalidad de los 738 kilómetros, y es de agradecer porque de haber encontrado mal tiempo durante el viaje, sabría con certeza dónde tener cuidado. He intentado ponerme en contacto a través de su perfil de Facebook para darle las gracias, incluso por privado, pero no parece ser de esas personas que agreguen a desconocidos. Así que desde aquí reitero mi agradecimiento, D. António ;)

jueves, 27 de octubre de 2016

Portugal de lés a lés. Viajando en moto por la Nacional 2 (prólogo)

No sabe uno cómo empezar algo así. Sobre todo cuando se es consciente de que un viaje que te marca nunca se termina, sino que se retoma una y otra vez en la memoria, en los recuerdos.

Mucho hay escrito acerca de esta vieja carretera en la red: mucha información llevada a cabo por viajeros que describen en sus bitácoras el estado del asfalto, por dónde tirar en un cruce complicado o los mejores sitios para comer y dormir. No, mi crónica no va de eso: simplemente es mi interacción con esta carretera en este preciso momento de mi vida y lo que guardo de ella lo que me ha sugerido, lo que me ha aportado... resumiendo: qué ha despertado en mí.

La Estrada Nacional 2 es un viaje en el tiempo, es la dialéctica entre el pasado y el presente y a su vez, la contraposición entre este presente y el futuro. Quien tenga la oportunidad de recorrerla, podrá comprobar a través de ella que Portugal es un país de contrastes, el salto constante entre las ciudades y lo que existe entre ellas, la sensación de aislamiento de los pequeños pueblos -conectados por esta carretera como el cordel de aquellos rústicos teléfonos de nuestra infancia, fabricados con vasos de yogur- respecto a las capitales de distrito, cómodamente enlazadas por las autopistas y las vías rápidas. 

Uno tiene que acometer ciertas iniciativas en el momento preciso, y este era el momento. La carretera aún conserva su trazado original casi al 99% y su estado apenas ha cambiado en las últimas décadas. Tengo constancia de que el Gobierno Portugués quiere potenciar la N2 y explotarla a nivel turístico, lo que seguramente implicará inversiones, mejoras y modernizaciones que serán más que bienvenidas en las poblaciones atravesadas por el trayecto, pero que sin duda suponen, para quienes nos consideramos románticos de la carretera, una pérdida de atractivo.

Bueno, que me enrollo. Apuro lo que queda de la Sagres que me estoy bebiendo y comenzamos ;)

Túnel de pinos cerca de Almodôvar.