domingo, 30 de octubre de 2016

Portugal de lés a lés. Viajando en moto por la Nacional 2. Llegada a Chaves.

El 8 de Octubre llegué a Chaves. Después de almorzar en Verín con Rubén (un gallego muy majo que tiene una K75 Metropolitan) hice el 'check-in' en el Hotel São Neutel, un hotelito muy barato que tenía una gran virtud: un aparcamiento privado en la parte trasera, a modo de subterráneo, protegido de cualquier vista exterior. Mucho mejor de lo que creía. El hotel tenía bastantes deficiencias que un turista normal no dejaría de reseñar en las opiniones de Booking. Para mí era perfecto: cama, ducha caliente y wifi. Y cerca de la salida de la localidad.
Después de instalarme y ducharme, decidí recorrer la ciudad a pie. Los puntos de interés no estaban lejos y además es una ciudad que invita a ello. Visité el puente romano, el castillo y callejeé por sus 'ruas' No voy a extenderme en describir Chaves, ya tenéis mucha información en la red y además, qué coño: merece la pena una visita, así que ya sabéis: hay que viajar al norte de Portugal y hacer una parada en esta pequeña ciudad lusa, tan afín al norte de España.

Una pareja pasea plácidamente por los jardines del castillo.

Desde el castillo de Chaves, mirando al sur, se puede observar el Valle del Támega y el curso natural por el que discurre el comienzo de la N2

La torre del castillo desde una de las calles de la ciudad.


Puente de Trajano sobre el río Támega desde el nordeste.
Puente de Trajano desde el suroeste.

Otros, quizás hubiesen salido de su casa, quizás habrían llegado a Chaves y se hubiesen hecho la foto de rigor en la rotonda del km. 0 para después continuar el viaje por la N2. Pero yo no. Aunque estaba en Chaves, el viaje aún no había comenzado, aún no había pisado el asfalto que me llevaría hasta Faro. Llamadme lo que queráis, pero al igual que uno no es un motorista -por mucho carnet que tenga- hasta que no se ha subido a una moto y ha rodado por primera vez con ella, el viaje propiamente dicho tenía que comenzar desde el kilómetro 0 y con el amanecer de un nuevo día. Al pan, pan, así que ni siquiera busqué la famosa rotonda. Eso lo dejé para el día siguiente.


Había contactado por privado, vía Facebook, con el Clube Motard de Chaves. Les escribí informándoles del viaje que iba a realizar y que haría noche en la ciudad. Me respondieron que estarían encantados de recibirme y que me pasase a partir de las 21:30 por su sede para 'tomar um copo' Así que busqué un sitio para cenar y posteriormente acercarme hasta allí.
La recomendación gastronómica en Chaves es la famosa Adega Faustino, un enorme almacén de vinos en la que se pueden degustar los 'petiscos' o raciones típicas de la zona, pero casualmente era festivo y por tanto estaba cerrada. Así que decidí arriesgarme en el local aledaño, otro restaurante parecido aunque no tan conocido: Flávia Pensão Hotelaria El sitio mola, mantiene ese aire sencillo y acogedor de taberna donde aún colocan los embutidos en el plato sin guantes de cirujano y el vino te lo sirven en gastadas jarras de cristal. Había muchos turistas españoles, muchas familias y cuando terminé, había gente esperando por una mesa. La comida, tipo 'petisqueira' era abundante y muy sabrosa; algunas especialidades ya las conocía (ensalada de 'feijão', la vinagreta o el jamón con piña) La anécdota tuvo lugar cuando fui a pagar: la dueña me preguntó que cuánto consideraba que valía lo que había cenado: por lo visto lo hacen con todos los primeros clientes.  Así que le dije una cifra aproximada (no os la diré XD) y llegamos a un acuerdo satisfactorio para ambos sin necesidad de regatear.





Un apunte: si decidís ir a comer, aunque ambos restaurantes se encuentran en una calle peatonal sin salida, podéis dejar la moto estacionada sin problema, nadie os va a multar.


Después de cenar me dirigí a la sede del Clube Motard de Chaves. Entré en el recinto, aparqué la moto y lo primero que vi fue una enorme paellera a medio terminar. Era una especie de reunión del club, había un montón de gente apurando las consumiciones en improvisadas mesas sobre caballetes. Un ambiente muy acogedor, muy motard. Gisela, con quien había hablado por privado, me reconoció y me invitó a pasar. Incluso me invitó a cenar pues sobraba muchísima paella, lástima que yo había cenado ya. Después, mucha conversación con todo el mundo cerveza va, cerveza viene. Su marido, Filipe, me invitó a sentarme a su lado y con Luis, otro miembro del club, estuvimos hablando de la N2 largo y tendido. Me contó que ellos la habían hecho no hacía mucho, en dos etapas: Chaves-Góis y Góis-Faro. Me estuvo explicando los pormenores de la primera parte -la más complicada- y me dio instrucciones para contactar con la filial que el club tiene en Peso da Régua, por si tenía algún problema. 

Además del excelente trato y unos estupendos amigos, me llevé de recuerdo este obsequio del Club que me hizo Filipe. Obrigado!


También conocí allí a dos motoristas ingleses con los que estuve hablando cerca de una hora. Conocían Asturias, pero sobre todo porque les quedaba cerca de Potes, donde les encanta comer. Una gente estupenda Mikey Lewis y Peter, un gran saludo desde Avilés. Nice to meet you!


Y poco más que añadir. regresé al hotel con la sensación de que no podía empezar mejor mi periplo por el país luso. Despertador y a dormir, que al día siguiente comenzaba el viaje de verdad ;)

1 comentario:

  1. Relato que engancha, no solo para llerlo..sinó para hacer esa ruta!...tengo que hacerla pronto.. Me gustaria con moto...pequeña!
    Enhorabuena por el superblog!

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